miércoles, junio 20, 2007


Miércoles 20 de junio de 2007

Serología microbiana


Enviado por: ELENA LOMBA FUENTES. Servicio de Microbiología. Hospital Miguel Servet Zaragoza. elomba@salud.aragon.es

La formación de un Especialista en Microbiología Clínica debe comprender todo lo concerniente al estudio de la clínica, a la aplicación del diagnóstico y al conocimiento del tratamiento de las enfermedades infecciosas. El microbiólogo aprende durante un tiempo en los 4 años de especialidad, que la serología microbiana es la forma de diagnosticar enfermedades infecciosas agudas o crónicas y de conocer el estado inmunológico de una persona mediante una serie de pruebas directas o indirectas, que utilizan como muestra el suero, plasma o LCR. Y que dichas pruebas se orientan en función de la edad, la epidemiología y de algunos datos clínicos que se les tiene que aportar. Deben saber transmitir al compañero solicitante de las peticiones que no es capricho el rechazar solicitudes que no adjunten estos datos, ya que las pruebas no son rígidas como los parámetros bioquímicos, sino que se hacen distintas determinaciones en función de dichos datos.

El especialista en Microbiología Clínica ha estudiado las enfermedades infecciosas y debe saber rechazar también aquellas peticiones que crea que no son procedentes o aportar otras que ayuden al diagnóstico del paciente. De la misma manera no deben dar simplemente un resultado sino interpretar dichas pruebas y emitir un informe final. Desgraciadamente no en todos los hospitales la serología microbiana la hace un especialista. Se reparte entre un abanico de profesionales incluyendo al “polivalente” que sabe de todo, que apoyándose en la ignorancia, un poco de audacia y en ese nombre genérico derivado de suero, les hace sentirse capacitados para realizar algo tan complejo. Con la llegada de la Automatización, la irresponsabilidad es total. Emiten resultados increíbles y parece ser que a nadie le importa.

Hay tal desconocimiento de lo que supone dedicarse a la Serología microbiológica, entre los pacientes y entre los mismos compañeros, que hace que para los microbiólogos sea un afronte diario de situaciones que te llenan de indignación, paciencia, desesperación, soledad, incomprensión y a veces de desaliento; aunque afortunadamente también de satisfacciones, que son las que poco a poco van haciendo que ganes terreno en la credibilidad.

Es como si hubiese una especialidad llamada “Cabeza” y allí diagnostican neurólogos, otorrinolaringólogos, oftalmólogos, maxilofaciales etc.

Nos toca después a los microbiólogos deshacer una serie de entuertos de los que apenas se entera nadie. Pero recurren a nosotros ante un resultado incoherente o erróneo (nunca firmado) por alguien ajeno a la especialidad de Microbiología.
Cuantas toxoplasmosis se han tratado en el embarazo con IgM positiva y, cuantas hepatitis B se han adjudicado a pacientes que lo que tienen son anticuerpos y lo que es muy grave, cuantos VIH se han plasmado en un papel como Positivos (nunca firmados) y hemos tenido que dar el diagnostico final de negativos después de las pruebas oportunas. La Administración debería saber que las chapuzas salen caras

El Dr. Soriano en su Editorial confía en los nuevos residentes. Yo terminé mi Residencia en 1975 y desde entonces he luchado hasta ahora por estas ideas y he intentado transmitirlas a todos los que he podido formar.

¿Alguien piensa que la Microbiología Clínica pasa por un mal momento? si es así será en parte por nuestra culpa, por falta de unidad, por afán de protagonismo, seamos coherentes y constructivos y luchemos juntos por lo que realmente merece la pena.

Elena Lomba Fuentes
Microbiología Hospital Miguel Servet Zaragoza

viernes, junio 15, 2007


Viernes 15 de junio de 2007

Los microbios no hablan XML


Enviado por: RAFAEL SÁNCHEZ ARROYO. Médico Especialista en Microbiología y Parasitología y en Medicina Preventiva y Salud Pública. Hospital Ntra. Sra. de Sonsoles (Avila) rsancheza@hnss.sacyl.es

En la primera entrega cinematográfica de Jurassic Park el abogado al que se come el tiranosaurio dice pocas pero interesantes frases. Por ejemplo: “¿Alguien más piensa que no deberíamos estar aquí?” Eso mismo se me ocurre con cierta frecuencia en el Laboratorio, al constatar los inconvenientes de que la Microbiología hecha por Microbiólogos –nótese el matiz– dependa de un servicio de Análisis Clínicos. El más notable es que el concepto de prueba acaba sustituyendo al de muestra.
El trato personalizado de una enorme diversidad de muestras. El intento de interpretar el papel de cada agente infeccioso en el ser humano, más allá de su mera presencia o ausencia en la muestra. La valoración del impacto de la terapéutica antimicrobiana a lo largo de la evolución de la infección. Todos estos valores microbiológicos quedan diluidos cuando se trabaja en plan cadena de montaje donde todo se intenta parametrizar lo más posible.
Los microbios no entienden el lenguaje XML. Necesitan tiempo para manifestarse. Y los Microbiólogos necesitamos tiempo para descubrirlos y entenderlos. Pero mucho me temo que a los gestores sólo les interesa que seamos coste-efectivos (no será por lo que gastamos en material).
Y a los clínicos que no les digamos que el antibiótico que han puesto empíricamente no es el adecuado porque in vitro el bicho es resistente. Total, no van a cambiarlo al recibir el informe.
¿O sí?
¿Tendría razón la “gerenta” que me dijo una vez: “Haber hecho Anestesia”?

viernes, junio 01, 2007

Viernes 1 de junio de 2007


Las campanas debieran “repicar” .



Agradezco al equipo web GEFOR la felicitación que me hace en relación a mi editorial Por quién doblan las campanas” (Enferm Infecc Microbiol Clín 2007;25:225-6) así como su invitación para que haga un comentario “en relación con la situación actual de la Microbiología en España y sus perspectivas de futuro”.

En mi opinión, la Microbiología española ocupa un lugar razonable en el contexto mundial y, en algunos casos, destacable. Otra cosa bien distinta es la llamada Microbiología Clínica que no es “clínica”, porque sus profesionales no suelen tener responsabilidades directas sobre los pacientes ni, menos aún, tiene nada que ver con los análisis “clínicos”. Se percibe un manifiesto grado de desaliento y desazón entre estos microbiólogos, en gran parte debido a los “nuevos sistemas de gestión”, que pretenden arrinconarlos en un área del laboratorio para que “analice” cualquier tipo de muestra que reciba, sin información clínica ni criterios de selección. Además se les exige que hagan mucho y bien, con pocos técnicos (incluso compartidos con otras áreas llamadas “de laboratorio”) que, por otra parte, están peor pagados que el personal de enfermería.

La única manera de enderezar el rumbo de la especialidad es formando microbiólogos clínicos muy buenos, con una visión y compromiso mucho más allá de la poyata del laboratorio. Como, acertadamente, comenta en este blog (o bitácora) el Dr. Sánchez Arroyo, los servicios de microbiología (universitarios o no) deben dejar de formar “pinches de cocina” y centrarse más en la instrucción de auténticos especialistas homologables con los de otros países de nuestro entorno.

Pero no basta con una buena formación. En los tiempos que corren es muy importante que el microbiólogo demuestre su valía pero, además, coraje a la hora de exigir el desempeño de su actividad de una manera digna. No se trata solo de no hacerse cómplice, por acción u omisión, de una mala práctica (incluyendo el sink testing), sino que debe tener muy presente que su trabajo tiene que beneficiar claramente al paciente. Teniendo en cuenta su objetivo y que los recursos no pueden ser ilimitados, es su responsabilidad rechazar un buen número de solicitudes cuya respuesta no sirve para el paciente ni para el médico, carece de interés epidemiológico o que, en suma, no aporta conocimiento alguno.

Dado que, salvo honrosas excepciones, existe un clamoroso silencio por parte de muchos microbiólogos veteranos, el futuro depende casi exclusivamente de los más jóvenes. De ellos depende que las campanas “repiquen” por la Microbiología Clínica más que “doblen” por luto.


Francisco Soriano
Médico y Microbiólogo